martes, 4 de mayo de 2010

CATEDRAL DE MALAGA


La Iglesia Catedral de la Encarnación de Málaga se comienza a construir en el año 1528 sobre la antigua Mezquita Mayor existente en la ciudad islámica en el momento de su reconquista por los Reyes Católicos, allá por el año 1487. Sus comienzos son inciertos, así como las noticias sobre el o los autores de sus trazas.

Este enorme templo, una vez que se comienza se ve envuelto en constantes interrupciones y cambios de dirección hasta bien entrado el siglo XVIII cuando, en 1782 y con una de las torres de la fachada principal sin acabar, se pone fin a un largo proceso constructivo.

Parece ser que el afamado arquitecto Enrique Egas, venido desde Toledo en compañía del maestro cantero Pedro López ya emite un primer informe en el mismo año 1528 sobre sus trazas, siendo el mismo Pedro López, el encargado de dirigir las obras de la cabecera, diseñada según algunos autores por otro de los grandes maestros de la época, Diego de Siloé.


Fachada principal.Después de un período de inactividad el Cabildo hace venir en 1549 a Andrés de Vandelvira, pasando el encargo al año siguiente a manos de Hernán Ruiz II, grandes exponentes ambos de la arquitectura renacentista en Andalucía; y luego a Diego de Vergara, maestro formado en Italia, y a su hijo de igual nombre; quienes trabajan en esta catedral hasta casi el final del siglo XVI. Así, por estas fechas ya estaban en pie la cabecera y la Sacristía, y puede decirse que hasta entonces habían intervenido en el magno proyecto en mayor o menor grado todos los grandes maestros del Renacimiento andaluz.

En varios aspectos la estructura de esta catedral se inspira en la de la Catedral de Granada, con planta típicamente gótica rectangular de tres naves con capillas laterales en todo el perímetro de la iglesia salvo los pies, con crucero sensiblemente resaltado, girola y ábside poligonal. Destaca en este templo de Málaga su majestuosa Capilla Mayor, obra de Diego de Vergara de 1541, semicircular, con sus muros sesgados por altas ventanas superpuestas entre columnas corintias estriadas y cubierta con una bella bóveda nervada dotada de un gran efecto espacial. También hay que destacar todo el resto de su interior, cubierto por espectaculares bóvedas vahídas decoradas con grutescos y palmas, donde en un alarde de maestría se montan nuevos pilares sobre los ya existentes en el centro del templo para ganar altura, dejando atrás definitivamente el tradicional escalonamiento gótico de las tres naves.


Detalle de paramentos. Combinación de mármoles . Fachada.Después de un período de inactividad y acabada la Guerra de Sucesión, en el año 1719 se reinician de nuevo las obras, a cuyo frente queda el arquitecto José de Bada, quien especialmente se ocupa de trazar las fachadas, con bellas portadas muy efectistas donde combina distintos elementos con mármoles en varios colores. A la muerte de éste en 1756 el también arquitecto Antonio Ramos, autor del vecino Palacio Episcopal, continua las obras levantando los potentes cubos que flanquean las entradas del crucero y cerrando el interior del templo. En 1764 se somete la edificación a la supervisión de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, siendo el prestigioso Ventura Rodríguez el responsable de dar el Visto Bueno a las obras realizadas.

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